A contracorriente *
Gran parte de mis amigos están en contra del matrimonio. No creen en él seguramente porque algunos provenimos de estructuras familiares disfuncionales donde papá se ha ido con una chica más joven o mamá es una adicta al lexotan y al vodka. O de menos los dos se tiraron tantos platos encima que acabaron con la vajilla completa, herencia de la tía Águeda. Donde las familias están desarticuladas o, por decir lo menos, guardan misteriosos “secretos” sobre el paradero del abuelo que se fue con la fortuna familiar. Sin embargo, y a pesar de todas mis negativas de juventud de celebrar una boda religiosa vestida de blanco, con velo y ramo incluidos, he encontrado que el suceso matrimonial trae consigo un cierto “gozo lírico interior” donde la celebración del amor compartido es una zona franca de deleite así como de autoconocimiento y control de las más bajas pasiones. Uno se encuentra con la templanza como mejor vía para la vida en pareja. Y, si ya en el Cantar de los cantares, se hablaba de los contenidos eróticos y amorosos de una pareja, es en ese mismo canto donde la esposa toma su lugar como entidad primordial. Julia Kristeva lo dice así “La Sulamita… sin ser reina, es soberana por su amor y el discurso que la constituye. Sin patetismo y sin tragedia. Límpida, intensa, dividida, rápida, recta, doliente, esperanzada, la esposa -una mujer- es el primer individuo ordinario que, por su amor, se constituye en el primer Sujeto en el sentido moderno del término." El rito y su ser simbólico son un nudo afectivo entre la pareja que yo valoro en su dimensión de fe concretada en acto. En estos días de descreimiento, falta de fe y frivolización del amor, creo que casarse por la iglesia es un acto vanguardista, a contracorriente de las modas superfluas de no comprometerse con nada ni con nadie. Y, también sé que todo es móvil y que quizá en un par de meses, años (o nunca) podría llegar la disolución de mis afectos o del Otro hacia mi persona. Como alguna vez me dijo Fadanelli, amigo escritor, “Si el matrimonio es divertido recuerda que el divorcio lo puede ser más…”. Mi apuesta hoy es por el matrimonio (aunque a algunos les parezca extrañísimo). El tiempo será testigo.
* En la foto, tomada en los jardines de la hermosísima iglesia de San Pedro, en Lima, Perú, de izq. a der.:Paul Guillén y su novia, Ehitel, mi marido, quien esto suscribe, León P. Ñol, Greta, José Carlos Yrigoyen, Ernesto Lumbreras, Roxana Crisólogo, Teibo, Arturo Higa Taira, Rocío Silva Santiesteban, Arturo Corcuera y Juan Carlos.
* En la foto, tomada en los jardines de la hermosísima iglesia de San Pedro, en Lima, Perú, de izq. a der.:Paul Guillén y su novia, Ehitel, mi marido, quien esto suscribe, León P. Ñol, Greta, José Carlos Yrigoyen, Ernesto Lumbreras, Roxana Crisólogo, Teibo, Arturo Higa Taira, Rocío Silva Santiesteban, Arturo Corcuera y Juan Carlos.
Comentarios
Un abrazo enorme para ambos y feliz año nuevo!!!
A ver qué pasa.
Felicidades.